La adolescencia es un período difícil donde la expresión de sentimientos a veces es tan difícil como confusa, tanto para las y los adolescentes como para sus familias.
Es un período repleto de sentimientos contrariedades y necesidad de convertirse en personas adultas (y ser tratados/as como tal) pero también de miedo e incertidumbre sobre lo que eso significa. Existen conflictos entre familia y adolescentes porque se quiere disfrutar de los privilegios que conlleva ser una persona adulta, pero sin entender completamente o querer cumplir también las obligaciones que eso conlleva.
Esta contrariedad en sentimientos les lleva a sufrir inseguridades y poder convertirse en personas más desafiantes que están constantemente a la defensiva.
Por estas razones a veces la relación con la familia es tan compleja, pues tienen una evidente necesidad de ella, pero intentan alejarse porque tratan de convertirse en adultos/as.